¿Y SI EN VEZ DE QUEDAR PARA HABLAR, QUEDAMOS PARA ESCUCHARNOS?

Vivimos en una sociedad donde hablar se ha convertido en la norma y escuchar en la excepción. Todos tenemos algo que decir, una historia que contar, una opinión que defender. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a escuchar realmente al otro, sin interrumpir, sin pensar en nuestra respuesta, sin juzgar. ¿Qué pasaría si, en vez de quedar para hablar, quedáramos para escucharnos?

El arte de escuchar

Escuchar no es solo oír palabras; es una acción activa y consciente. Implica prestar atención, interpretar el lenguaje corporal y comprender lo que la otra persona realmente está expresando, más allá de sus palabras. Cuando escuchamos de verdad, le damos al otro el espacio para ser, para sentirse visto y comprendido.

Pero la escucha auténtica no es fácil. Estamos acostumbrados a llenar los silencios, a dar consejos no pedidos o a compartir nuestras propias experiencias en un intento de empatizar. Aunque nuestras intenciones sean buenas, muchas veces terminamos desviando la conversación hacia nosotros mismos, sin darnos cuenta de que lo que el otro necesita no es una solución, sino ser escuchado.

Escucha y empatía: un puente hacia la conexión

La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de sentir con él, sin intentar arreglar su dolor o minimizar su alegría. Escuchar con empatía significa dejar de lado nuestros propios juicios y prejuicios para comprender la experiencia del otro desde su propia perspectiva.

Cuando realmente escuchamos con empatía, ocurre algo poderoso: fortalecemos nuestras relaciones, creamos confianza y generamos un espacio donde las emociones pueden ser expresadas sin miedo. Nos volvemos más humanos, más cercanos.

Prácticas para una escucha más consciente

Si queremos transformar nuestras conversaciones y relaciones, podemos empezar practicando estas claves de la escucha empática:

  1. Presencia total: Apaga el teléfono, mira a los ojos y concéntrate en la persona que tienes delante.
  2. Silencio consciente: No interrumpas ni apresures la conversación; deja espacio para que el otro pueda expresar lo que siente.
  3. Escucha sin juzgar: No saques conclusiones rápidas ni busques corregir; simplemente recibe lo que el otro comparte.
  4. Haz preguntas abiertas: En lugar de dar consejos, haz preguntas que inviten a la reflexión y profundización.
  5. Refleja emociones: Expresa con palabras lo que percibes: “Parece que esto te ha hecho sentir triste” o “Entiendo que esto es importante para ti”.

Transformando nuestras relaciones

Imagina un mundo donde la escucha genuina sea la norma y no la excepción. Donde podamos sentarnos con alguien y, en lugar de pensar en qué diremos después, simplemente estemos presentes. Donde quedar con alguien no signifique solo hablar, sino también escuchar con el corazón.

Porque al final, todos queremos lo mismo: sentirnos comprendidos. Y para eso, a veces, lo único que hace falta es alguien que nos escuche de verdad.

 

By Amor OLiva Ramón

 

Sofía y Marta se reúnen mensualmente en su cafetería habitual. Durante una de estas citas, Sofía revela su agotamiento y la presión de mantener una vida perfecta. Marta, en lugar de ofrecer soluciones, simplemente escucha y brinda un espacio seguro para que su amiga se exprese. A través del silencio y la comprensión, ambas redescubren la verdadera esencia de su amistad, que se fortalece en la escucha y el apoyo mutuo.